Sería demasiado fácil reducir gran parte de esta reseña a un debate sobre Jyamma Games, el desarrollador detrás del proyecto Enotria: The Last Song. Durante los días en que nos sumergimos en el juego y en la redacción de este artículo, se publicaron decenas de videos, transmisiones en vivo y publicaciones en redes sociales para comentar las (re)acciones del equipo de desarrollo ante las críticas y debates aparecidos en línea sobre la calidad de este título. Sin embargo, estamos convencidos de que participar aún más en esta disputa estéril sería inútil y estamos igualmente seguros de que quienes han llegado a esta reseña quieren, concretamente, saber cómo es este Enotria del que tanto se habla. Enotria: The Last Song ha generado mucho interés, y no es para menos.
Es por eso que, con una operación mental no siempre fácil, hemos decidido separar completamente la obra de su creador para centrarnos con la máxima honestidad intelectual posible en los aspectos positivos y críticos de un videojuego que intenta con gran fuerza y tenacidad hacerse un nombre en un género realmente muy complejo y fuertemente definido en sus detalles: el de los soulslike. Y en particular, el género de los soulslike más puros, aquellos realizados por FromSoftware con su vista en tercera persona, las dinámicas de RPG de acción y el gran desequilibrio hacia la habilidad con el mando para superar complejos esquemas de ataque de jefes y escenarios solo en apariencia caóticos en su diseño de niveles.
Una Trama Confusa, Fiel a la Tradición del Género
Debemos admitirlo, al llegar al final del recorrido narrativo, aún no entendemos bien a qué se refiere la última canción que da título al juego. En general, nos cuesta comprender la metáfora o los vínculos con cualquier ámbito musical, dado que Enotria es un título que explota hábilmente el enorme folclore de las máscaras carnavalescas italianas, una componente artística e incluso social por la cual Italia es bien conocida en todo el mundo. Pero sabemos bien que cuando tratamos con un soulslike al estilo FromSoftware, no debemos esperar profundizaciones reveladoras o explicaciones narrativas capaces de guiar al jugador durante maravillosas escenas cinematográficas y largos monólogos.Desde este aspecto fundamental de la obra, su historia, es evidente cómo Jyamma Games ha sabido aprovechar algunos elementos característicos del género que, podemos decirlo, son demasiado comunes en su repetitividad. El recurso narrativo ve a un grupo de héroes que, siglos atrás, se hicieron con un poder capaz de subyugarlos y transformarlos en antagonistas malvados cuyo único objetivo es moldear el mundo según sus deseos y necesidades. Un mundo que, en el caso de Enotria, es un escenario donde los habitantes son simples marionetas que portan espléndidas máscaras obligadas a interpretar un papel específico de puro entretenimiento y pasión por toda la eternidad. Es el guion el que los mantiene atados a esta existencia ficticia y perpetua, una historia capaz de moldear el destino de cualquiera, escrita por las máscaras más importantes de la creación: Pulcinella, Pantalone, Balanzone, Arlecchino, solo por mencionar a algunos de los antihéroes que primero definieron y luego encadenaron el mundo de Enotria.
Una Caracterización Artística Brillante
Y esto es absolutamente una pena, porque si hay un elemento que a nuestro parecer ha sido excelentemente logrado en Enotria: The Last Song, es precisamente su caracterización artística. Es la capacidad de extraer del folclore y del imaginario carnavalesco un poco renacentista, un poco medieval y hasta un poco románico que ha permitido al desarrollador llevar a la pantalla escenas visuales realmente espléndidas, especialmente si tomamos un momento para reflexionar sobre las dimensiones de este proyecto que claramente está a años luz de los productos de FromSoftware o de ese Lies of P mencionado anteriormente.
La primera ciudad que encontraremos poco después de atravesar los campos de girasoles, Quinta, se queda inmóvil encaramada en una colina como una espléndida copia de Civita de Bagnoregio o de cualquier otro pueblito medieval italiano, mientras sus habitantes enmascarados bailan y cantan embriagados. Litumnia, una audaz reinterpretación de Venecia, con sus canales, puentecillos y cantantes de ópera que intentarán matarnos a golpe de versos; y también hay una mezcla de la antigua Roma y la antigua Grecia que es Falesia Magna, probablemente la menos lograda de las tres. Todos son increíblemente fascinantes y capaces de suscitar admiración por lo que el equipo de desarrollo ha logrado recrear en la pantalla.
Un Gameplay Funcional pero Problemático
Y con la última frase del párrafo anterior, entramos en el corazón de los problemas de Enotria que están todos directamente relacionados con el discurso planteado al inicio de esta reseña: un videojuego realizado por un equipo novel que ha estudiado todos los fundamentos pero ha tenido dificultades, probablemente por falta de experiencia o, lamentablemente, por exceso de confianza, en ponerlos en práctica de manera fluida y precisa.
Las problemáticas son variadas y afectan a todos los sistemas del juego: en parte son pecados veniales que seguramente se corregirán con un minucioso trabajo de parches, correcciones y balanceo, pero muchos de estos tienen que ver con el diseño general de los combates y las mecánicas centrales del género, aquí no implementadas con la debida competencia.
Conclusión
Enotria: The Last Song es un juego que, estamos seguros, muchos querrán probar. Pero es un título lleno de imperfecciones: esto también es innegable. Imperfecciones que denotan cierta inexperiencia del equipo de desarrollo que ha decidido arriesgar demasiado, lanzándose a uno de los géneros más complejos del mercado actual de videojuegos, donde hay algunas obras maestras prácticamente inalcanzables y una pequeña cantidad de otros exponentes que, con dificultad, lo han logrado. Enotria, lamentablemente, está muy lejos de todos estos y, aunque ofrece una experiencia que, estamos seguros, podrá dar alguna satisfacción a quienes necesitan jugar al menos un soulslike al mes, no permite pasar por alto todos los problemas asociados a sus mecánicas de juego y a la experiencia que ofrece. Nuestra esperanza es que el equipo aprenda de las críticas y se lance de cabeza a una secuela capaz de mejorar drásticamente cada aspecto del juego, conservando un imaginario muy fascinante.
- Fuentes:
- Juan García, especialista en videojuegos, GameBlog España
- Revista Hobby Consolas
- Pablo Sánchez, redactor de MeriStation
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